viernes, 18 de junio de 2010

ORACIONES HASTA EL SIGLO XIII



!MIRA CÓMO TE AMO! (S. Efrén el Sirio - 373)

Señor Jesucristo,
la lanza del soldado abrió tu costado
y atravesó tu corazón.
Lo que sufriste por causa mía
me está diciendo permanentemente:
"Mira cómo te amo"
Tú me condujiste a la casa del Padre,
la casa de la cual me había alejado.
Tú rezaste por mi
Tú me diste vino a beber.
Tú echaste aceite en mis heridas.
Tú partiste pan para mi.
Y ahora, lleno de alegría,
estoy viviendo en la morada
que con amor me preparaste.




HIMNO AL VERBO DE DIOS. (S. Clemente de Alejandría)

Oh Verbo Invencible, soberano de los santos,
Príncipe de Sabiduría del Padre Altísimo,
pastor, labrador, freno y timón,
ala hacia el cielo de la Asamblea santa.

Pescador de hombres que vienes a salvar;
en el mar de los vicios pescas peces puros;
de las olas hostiles sacas bienaventuranzas.
Oh Verbo Eternal, edad sin límite,
luz inmortal, fuente de paz,
obrero de la virtud, camino verdadero
de los que cantan a Dios.
Celebremos con corazón sencillo al Hijo poderoso.
Los nacidos en Cristo, formemos el coro de la paz;
pueblo de la Sabiduría, cantemos todos juntos
al Dios de la paz.



LA OVEJA PERDIDA. (S. Ambrosio)


Ven Señor Jesús: busca a tu servidor, busca a la oveja perdida.
Ven, Pastor...
Deja a las noventa y nueve
y busca la que se ha perdido.
Ven hacia mi, porque me amenazan los lobos,
Tómame, que voy en tu busca;
búscame, encuéntrame, aférrame, llévame...
Tú puedes encontrar lo que buscas:
sírvete recibir al que encuentras,
estrecha entre tus brazos al que has recibido.
Ven, pues, Señor,
Ven pues, y busca a tu oveja;
no más servidores, no más mercenarios,
ven tú mismo.
Llévame sobre la cruz, salvación de los perdidos.

Vida para los moribundos.
Ven y habrá salud en la tierra y alegría en el cielo.
Amén.




DENTRO DE MI. (S. Agustín)
!Tarde te amé! hermosura tan antigua
y tan nueva, !tarde te amé!
Tú estabas dentro de mi, y yo fuera,
y por fuera te buscaba,
y me lanzaba sobre las cosas hermosas por ti creadas.

Tú estabas conmigo, y yo no estaba contigo.
Me retenían lejos de ti todas las cosas,
aunque, si no estuviesen en ti, nada serían.
Llamaste y clamaste y rompiste mi sordera.
Brillaste y resplandeciste,
y pusiste en fuga mi ceguera.

Exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti.
Gusté de ti, y siento hambre y sed.
Me tocaste, y me abrazo en tu paz.



ENTREGA (S. Anselmo)

Heme aquí, delante de ti, como un pobre,
como un mendigo o un ciego,
tal como tú me ves, yo, que no te veo a ti.

Mi alma está llena de tu deseo;
todo lo que yo soy, lo que yo puedo, lo que yo sé
y todo lo que flaquea en mi
y desfallece ante tu encuentro
te lo ofrezco, Señor.




TRASPASADO POR SU AMOR. (Tomas de Kempis)


!Oh grande y preciosa herida de mi Señor,
amable más que todas las heridas,
corazón tan profundamente traspasado
y tan ampliamente abierto
en que el fiel todo puede puede entrar!

El que ha bebido de esta santa fuente
y ha gustado el amor que contiene
olvidará toda su miseria;

será curado por el fuego,
de los deseos terrenales y carnales;
será inflamado por el amor de las cosas celestiales
y colmado por el Espíritu Santo.
En Él empezará a brotar una fuente de agua viva,
la única que da la vida eterna.

Entra, alma mía, en este costado,
el costado del Maestro Crucificado.
entra por la gloriosa herida del Corazón de Cristo
traspasado por su amor. Amén.



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