viernes, 18 de junio de 2010

ORACIONES HASTA EL SIGLO XIX

UN SACRIFICIO PERFECTO (Manuscrito del s. XV)

Oh Señor, me encomiendo a tu Divino Corazón,
me sumergo en tu inescrutable misericordia,
me abandono totalmente a tu amor
y a tu paternal solicitud.


Te ruego Señor,
ofréceme a tu Padre para suplir el tiempo
que he malgastado en no servirte.


Sea para tu Padre un sacrificio perfecto
por mi miserable vida.
Cubre todos mis pecados con tu gran misericordia
y hazme conforme a tu voluntad con tu gracia.




SOLILOQUIO (Lope de Vega)

Hoy para rondar tu puerta de tu santo costado, Señor
un alma ha llegado de amores de un muerto muerta.


Asoma el corazón, cristo, a esa dulce ventana;
oirás de mi voz humana una divina canción.


Cuando de Egipto salí y el mar del mundo pasé,
dulces versos te canté, mil alabanzas te di.


Mas ahora que en ti veo la tierra de promisión,
decirte una canción que te enamore deseo.


Muerto estás, por eso te pido el Corazón descubierto,
para perdonar despierto para castigar dormido.


Si dices que está velando, cuando estás durmiendo,
¿quién duda que estás oyendo a quien te canta llorando?


Y aunque él se duerma, Señor, el amor vive despierto,
que no es el amor muerto, eres tú el muerto de amor.


Que si la lanza, mi Dios, el Corazón pudo herir,
no pudo, el amor morir, que es tan vida como tú.

Corazón, de mi esperanza la puerta tienes estrecha,
que a otras pintan con flecha, y a ti te pintan con lanza.


Mas porque la lanza te cuadre, un enamorado dijo,
que a no ver puerta en el Hijo ¿Por dónde se entrará al Padre?


Anduve de puerta en puerta cuando a ti no me atreví,
pero en ninguna pedí, que la hallasen tan abierta.


Pues como abierto te he visto,
a Dios quise entrar por ti, que nadie se atreve a Dios,
sin poner delante a Cristo.




A JESUCRISTO. (Lope de Vega)


¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue Jesús mío,
que a mi puerta cubierta de rocío,
pasas la noche del invierno a oscuras?


!Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!
!Qué extraño desvarío, si de mi ingratitud
el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras!.


!Cuántas veces el Ángel me decía:
"Alma, asómate a la ventana;
verás con cuanto amor llamar porfía"!
y !Cuántas, hermosura soberana,
"mañana le abriremos", respondía
para lo mismo responder mañana!


TOMA EN TUS MANOS, SEÑOR (S. IGNACIO DE LOYOLA)

Toma en tus manos, Señor,
toda mi libertad;
toma mi memoria e inteligencia,
toda mi voluntad.

Todo lo que tengo y poseo
tú me lo has donado,
yo te lo devuelvo,
a ti te lo entrego confiado.

Dame sólo tu amor,
y tu Gracia me acompañe:
yo estoy feliz y satisfecho
y no deseo nada más. Amén



ALMA DE CRISTO (S. Ignacio de Loyola)

Alma de Cristo, santifícame,
Cuerpo de Cristo, sálvame,
sangre de Cristo, embriágame,
agua del costado de Cristo, lávame,
pasión de Cristo, confórtame.

!Oh buen Jesús!, óyeme,
dentro de tus llagas, escóndeme
no me permitas que me aparte de ti,
del mal enemigo, defiéndeme,
en la hora de mi muerte, llámame,
y mándame ir a ti.
Para que con tus santos te alabe
por los siglos de los siglos. Amén.



¿QUÉ MANDAS HACER DE MI? (Sta. Teresa de Jesús)

Tuya soy y para ti nací,
¿qué mandas hacer de mi?

Soberana Majestad,
eterna Sabiduría,
Bondad buena al alma mía;
Dios, Alteza, un Ser, Bondad:
La gran vileza mira,
que hoy te canta amor así:
¿Qué mandas hacer de mi?

Tuya soy, pues me creastes;
tuya, pues me redimistes;
tuya, pues que me sufristes;
tuya, pues que me llamastes;
tuya, porque me esperastes;
tuya pues no me perdí;
¿Qué mandas hacer de mi?

Ves aquí mi corazón,
yo lo pongo en tu palma;
mi cuerpo, mi vida, mi alma,
mis entrañas y mi aficción.
Dulce Esposo y Redención
pues por tuya me ofrecí:
¿Qué mandas hacer de mi?

Dame muerte, dame vida,
da salud o enfermedad,
honra o deshonra dame,
dame guerra o paz crecida,
flaqueza o fuerza cumplida,
que a todo digo que sí:
¿Qué mandas hacer de mi?

Dame riqueza o pobreza,
da consuelo o desconsuelo,
dame alegría o tristeza,
dame infierno o dame cielo,
vida dulce, sol sin velo,
pues del todo me rendí,
¿Qué mandas hacer de mi?

Si quieres que esté holgando,
quiero por amor holgar;
si me mandas trabajar,
morir quiero trabajando:
di dónde, cómo, cuándo,
dí dulce amor mío, dí:
¿Qué mandas hacer de mi?


VIVO SIN VIVIR EN MI (Sta. Teresa de Jesús)

Vivo sin vivir en mi,
y tan alta vida espero,
que muero porque no muero.

Vivo ya fuera d emi,
después que muero de amor,
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí.
Cuando el corazón le dí,
puso en él este letrero:
"Que muero porque no muero".

Esta divina prisión
del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón.
Y causa en mi tal pasión,
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte,
vida, no me seas molesta;
mira que solo te resta,
para ganarte, perderte.
Venga ya la dulce muerte,
venga el morir muy ligero,
que muero porque no muero.

Aquella vida de arriba,
que es la vida verdadera
hasta que esta vida muera,
no se goza estando viva.
Muerte, no me seas esquiva,
viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿Qué puedo darle yo a mi Dios
que vive en mi, si no es perderte a ti
para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
pues a Él solo es al que quiero,
que muero porque no muero.


IMITAR SU ENTREGA (Beato Claudio de la Colombière)

Padre, tú que has querido que tu Hijo unigénito,
viviente desde la eternidad en tu Corazón,
viviera para siempre y
reinará en el Corazón de la Virgen.

Continúa en nosotros su Encarnación.
He aquí a tus servidores, Señor;
se cumpla en nosotros tu Palabra.
Haz que nuestra fe conciba a tu Verbo
que nuestra mente lo dé a luz,
que el alma, visitada por el Espíritu,
lo contenga.

Tú que nos mandas a revivir tus misterios,
ayúdanos a compartir sus sentimientos,
a imitar su entrega, sirviendo a tus pobres,
reconciliando a los pecadores
para que venga tu Reino.


DESPRENDERME DE MI. (Beato Claudio de la C.)

Señor Jesucristo,
enséñame a desprenderme de mi,
ya que ésto es el único camino
para entrar a tu corazón.

Tú creaste en mi el deseo
de amarte sin pensar en mí mismo;
enséñame ahora a realizarlo.

Desearía mucho poder hacerlo
pero no puedo si tú no me iluminas
y no me ayudas.

Sé muy bien que te resisto
pero desaría cambiar;
de ti depende hacerlo todo. Amén.



REGALO DE AMOR. (S. Juan Eudes)

Padre de la Misericordia,
y Dios de todo consuelo,
por tu gran amor hacia nosotros nos has regalado
el corazón amable de tu Hijo
para que con él,
pudiéramos amarte de una manera perfecta
como en un solo corazón.

Concédenos, te pedimos,
ahora que nuestros corazones están unidos el uno al otro,
y al Corazón de Jesús,
que todos podamos ser colmados de amor por Él
y que por su intercesión,
sean escuchados todos los justos deseos
de nuestro corazón. Amén.


CORAZÓN: AMOR DE FUEGO (S. Juan Eudes)

Rey de los corazones, Verbo-carne,
canten tus maravillas los acentos del cielo
y de la tierra en armonía con los coros angélicos.

Sagrado Corazón, corazón santo,
Admirable en tu ser, principio eterno
del Espíritu Santo
cielo y tierra, divinamente uniendo.

!Oh, cuán grandes misterios en ti encierras!
!Tú de los Santos, el tesoro inmenso!
Eres también el arca donde se guarda
del Santo amor el fuego.

Tú eres nuestra porción y nuestro gozo,
la esperanza, la gloria de tu pueblo,
el corazón, la guía, el oráculo
y todo nuestro aliento.

es admirable de Jesús la Gracia,
nos ama, sí, su Corazón entero;
para extinguir la deuda de los hombres
puso el Sagrado pecho.

!El Hijo, el corazón le da a su madre!
!Oh dignación suprema del Eterno!
!La Madre, el corazón le da a su Hijo
y ambos lo dan a sus siervos!
¡Te amo, oh Corazón lleno de llamas,
de caridad sé siempre vasto incendio;
fuente santa de todos los carismas
que riega el universo!
Corazón de Jesús, corazón mío,
mi tesoro, mi sol y mi deseo,
mi alegría, mi júbilo, mi fuerza,
y todo cuanto quiero.
¡Amor, amor, Oh Padre de Clemencia,
amor, que redimiste al orbe entero,
amor, oh Dios, oh fuente de la Gracia,
reina siglos eternos! Así sea.
Oh Corazón, amor de los amores,
¡Quién como tú, vivo en nuestro pecho?
¡Al Corazón de Dios nada más grato
que el Corazón del Verbo!
¡Salve, divino Corazón de Cristo,
Nuestra Gloria y tesoro, nuestro cielo!
¡Salve, oh amor de la Sagrada Virgen,
amor de Gracia lleno!
Acuérdate, Se.ñor de los amores
que te bajaron del paterno seno,
y que por mi en el seno de una Virgen,
te encarnaste en el tiempo.
Oh Caridad divina y adorable,
mirad con rostro compasivo y tierno
las pobres almas que el dragón cautiva,
compradas a tan alto precio.
¡Ay Cuánto ha padecido por los hombres
ese tu dulce corazón abierto!
¡Señor, las almas de los que han pecado
salven tantos tormentos!
Divino robador de corazones,
atrae a todos los hombres a tu seno;
¡desprende de la tierra tantas almas
y guíalas al cielo!
¡Oh Corazón, oh Padre de los hombres,
vivamos del amor al dulce fuego!
¿Deslizarse en tu seno nuestra vida
será el único anhelo!
¡Amor, amor, oh Padre de clemencia!
¡Amor que redimiste al orbe entero!
¡Amor, oh Dios, oh fuente de la Gracia!
¡Reina siglos eternos! Amén.
VEN A VIVIR EN MI (P. León Juan Dehon)
Ven, Señor Jesús, ven a vivir en mi.
Yo me entrego a ti y me abandono
con todas mis fuerzas;
guíame por tu corazón.
Pon tu morada en mi y no te alejes jamás.
Ven a vivir en tu servidor,
como vivías en María y en tus santos,
Ven a vivir entre nosotros
con tu espíritu y con tu Gracia.
Guíanos, tras tus huellas, por los caminos del Reino.
Por la Gracia de tus misterios
guíanos a la victoria sobre el enemigo,
en unión con tu Espíritu de amor
para la Gloria del Padre. Amén.

ORACIONES HASTA EL SIGLO XIII



!MIRA CÓMO TE AMO! (S. Efrén el Sirio - 373)

Señor Jesucristo,
la lanza del soldado abrió tu costado
y atravesó tu corazón.
Lo que sufriste por causa mía
me está diciendo permanentemente:
"Mira cómo te amo"
Tú me condujiste a la casa del Padre,
la casa de la cual me había alejado.
Tú rezaste por mi
Tú me diste vino a beber.
Tú echaste aceite en mis heridas.
Tú partiste pan para mi.
Y ahora, lleno de alegría,
estoy viviendo en la morada
que con amor me preparaste.




HIMNO AL VERBO DE DIOS. (S. Clemente de Alejandría)

Oh Verbo Invencible, soberano de los santos,
Príncipe de Sabiduría del Padre Altísimo,
pastor, labrador, freno y timón,
ala hacia el cielo de la Asamblea santa.

Pescador de hombres que vienes a salvar;
en el mar de los vicios pescas peces puros;
de las olas hostiles sacas bienaventuranzas.
Oh Verbo Eternal, edad sin límite,
luz inmortal, fuente de paz,
obrero de la virtud, camino verdadero
de los que cantan a Dios.
Celebremos con corazón sencillo al Hijo poderoso.
Los nacidos en Cristo, formemos el coro de la paz;
pueblo de la Sabiduría, cantemos todos juntos
al Dios de la paz.



LA OVEJA PERDIDA. (S. Ambrosio)


Ven Señor Jesús: busca a tu servidor, busca a la oveja perdida.
Ven, Pastor...
Deja a las noventa y nueve
y busca la que se ha perdido.
Ven hacia mi, porque me amenazan los lobos,
Tómame, que voy en tu busca;
búscame, encuéntrame, aférrame, llévame...
Tú puedes encontrar lo que buscas:
sírvete recibir al que encuentras,
estrecha entre tus brazos al que has recibido.
Ven, pues, Señor,
Ven pues, y busca a tu oveja;
no más servidores, no más mercenarios,
ven tú mismo.
Llévame sobre la cruz, salvación de los perdidos.

Vida para los moribundos.
Ven y habrá salud en la tierra y alegría en el cielo.
Amén.




DENTRO DE MI. (S. Agustín)
!Tarde te amé! hermosura tan antigua
y tan nueva, !tarde te amé!
Tú estabas dentro de mi, y yo fuera,
y por fuera te buscaba,
y me lanzaba sobre las cosas hermosas por ti creadas.

Tú estabas conmigo, y yo no estaba contigo.
Me retenían lejos de ti todas las cosas,
aunque, si no estuviesen en ti, nada serían.
Llamaste y clamaste y rompiste mi sordera.
Brillaste y resplandeciste,
y pusiste en fuga mi ceguera.

Exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti.
Gusté de ti, y siento hambre y sed.
Me tocaste, y me abrazo en tu paz.



ENTREGA (S. Anselmo)

Heme aquí, delante de ti, como un pobre,
como un mendigo o un ciego,
tal como tú me ves, yo, que no te veo a ti.

Mi alma está llena de tu deseo;
todo lo que yo soy, lo que yo puedo, lo que yo sé
y todo lo que flaquea en mi
y desfallece ante tu encuentro
te lo ofrezco, Señor.




TRASPASADO POR SU AMOR. (Tomas de Kempis)


!Oh grande y preciosa herida de mi Señor,
amable más que todas las heridas,
corazón tan profundamente traspasado
y tan ampliamente abierto
en que el fiel todo puede puede entrar!

El que ha bebido de esta santa fuente
y ha gustado el amor que contiene
olvidará toda su miseria;

será curado por el fuego,
de los deseos terrenales y carnales;
será inflamado por el amor de las cosas celestiales
y colmado por el Espíritu Santo.
En Él empezará a brotar una fuente de agua viva,
la única que da la vida eterna.

Entra, alma mía, en este costado,
el costado del Maestro Crucificado.
entra por la gloriosa herida del Corazón de Cristo
traspasado por su amor. Amén.



domingo, 13 de junio de 2010

HIMNO DE FILIPENSES, EFESIOS Y COLOSENSES

HIMNO DE FILIPENSES.

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se despojó de su rango,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso, Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el nombre-sobre-todo-nombre
de modo que al nombre de Jesús,
toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
"Jesucristo es Señor, para Gloria de Dios Padre".




CÁNTICO DE EFESIOS.

Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo
para que fuésemos santos, e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya, a ser sus hijos,
para que la gloria de su Gracia, que tan generosamente
nos ha concedido en su querido hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención, el perdón d elos pecados.
El tesoro de su Gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo,
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas, del cielo y de la tierra.




CÁNTICO DE COLOSENSES.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido
por cuya sangre hemos recibido la Redención,
el perdón de sus pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura,
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
tronos, dominaciones, principados, potestades,
todo fue creado por Él y para Él.

Él es anterior a todo y todo se mantiene en Él,
Él es también la cabeza del cuerpo, de la Iglesia,
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud,
y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres,
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

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